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Los 10 mandamientos del triatleta

El triatleta español Víctor del Corral comparte los mandamientos del entrenamiento que todo buen amante del triatlón debe conocer para cumplir objetivos y mejorar su rendimiento. Las claves para realizar este artículo han sido extraídas del libro escrito por él titulado Triatlón para Dummies.

En FitWorld te orientamos para que logres tus objetivos, obteniendo grandes resultados y canalizándote con especialistas, espacios de entrenamiento y desarrollo de actividades fitness adecuados.

Estas son las diez recomendaciones que nos comparte este exitoso triatleta para que las tomen en cuenta si están preparándose para competir en un triatlón:

#1 Respeta la adaptación gradual

No te conviertes en atleta de la noche a la mañana. Para que tu rendimiento físico mejore sin caer en el sobreentrenamiento ni sufrir una inoportuna lesión, nunca incrementes las cargas más de un 10% cada semana. Por ejemplo, si esta semana has nadado 1.500 metros diarios, la siguiente no superes los 1.650 metros.

El principio de la adaptación gradual se aplica a cualquiera de las disciplinas que componen el triatlón, incluyendo las sesiones en el gimnasio. Así que lo mejor es ajustarse a la norma y respetar el 10%.

#2 Consigue un buen material

Las opciones son ilimitadas. Hay demasiados modelos de bicicleta, tenis y trajes de neopreno como para saber cuál es el que nos conviene más. Debes investigar un poco y asesorarte con alguien especializado en triatlón, ya sea una persona o una tienda.

A la hora de decidir cuánto gastar es de sentido común valorar primero los objetivos y expectativas de cada uno. Si tu relación con el triatlón es algo puntual, no tiene sentido gastarse 60 mil pesos en una bicicleta. Sin embargo, también es verdad que tu cuerpo va a ser el primero en agradecerte si dispones de un buen material. En conclusión, no hace falta irse a la gama más alta, pero nunca regatees con la calidad.

#3 La hora del descanso

La recuperación forma parte del entrenamiento. Es el momento en que tu cuerpo asimila el esfuerzo y se adapta a las nuevas exigencias, mejorando así el rendimiento. Si no descansas cuando tienes que hacerlo, le estás quitando a tu cuerpo el tiempo que necesita para mejorar, lo que se acaba traduciendo en un estancamiento en tu evolución deportiva. Tiene que quedar muy claro que descansar no es perder el tiempo.

Si sientes que tu cuerpo no tiene tiempo para recuperarse entre sesiones, aumenta el descanso y baja el volumen de tu entrenamiento.

#4 Conoce tus zonas de entrenamiento

El tipo de entrenamiento que le das a tu cuerpo condiciona su respuesta. Si lo haces trabajar al límite de sus capacidades, mejorará los mecanismos para gestionar las situaciones de emergencia. Por ejemplo, si siempre entrenas en tu zona aeróbica, se acostumbrará a los esfuerzos largos y prolongados, pero le faltará potencia cuando tengas que subir el ritmo. Si no llegas a un mínimo de frecuencia cardiaca, por más kilómetros que hagas no vas a notar ninguna diferencia.

Es indispensable realizarse una revisión médica deportiva en la que podrás comprobar dónde se sitúan tus zonas de entrenamiento. Esta es la mejor forma de conocer cómo responde tu cuerpo al trabajar a una determinada frecuencia cardiaca. Sin un buen control de tu frecuencia cardiaca vas a malgastar mucho tiempo y esfuerzo.

#5 Una cuestión técnica

Sabes que nadar 25 metros dando 16-18 brazadas consume menos energía que hacerlo en 20-22. El secreto para reducir el número de brazadas no está ni en un aumento de la musculatura ni de la capacidad pulmonar, sino en mejorar tu técnica de nadar. Lo mismo puede decirse de la forma de pedalear o incluso de la longitud de la zancada.

En las pruebas de resistencia, una buena técnica marca –y mucho– la diferencia. Una técnica depurada es sinónimo de eficiencia, y la eficiencia lo es a su vez de un menor esfuerzo y un mayor ahorro de energía.

#6 Sigue la fuerza

Hay momentos también, en los que la técnica no es suficiente. Cuando tienes que subir las revoluciones, enfrentarte a una cuesta o resistir el ataque de ese rival que se acerca por detrás, todo se acaba reduciendo a una cuestión de potencia. Además, unos músculos fuertes significan también unos tendones y articulaciones más resistentes, lo que implica un menor riesgo de lesiones.

Recuerda que el gimnasio es el lugar ideal donde trabajar la fuerza. En la alberca también puedes mejorar la fuerza con la ayuda de palas y aletas, en la bicicleta subiendo montañas o con velocidades más altas y en la carrera a pie lanzándote a la conquista de cuestas pronunciadas. Aunque la mayor parte de tu trabajo siempre será aeróbico, nunca olvides dedicar unas horas a la potencia.

#7 Trabaja en equipo

Algunas veces en los deportes individuales se infravalora la importancia del entorno, pero está más que comprobado que mejora los resultados finales. Trabajar en equipo beneficia tu rendimiento físico, no es una simple cuestión de motivación y actitud positiva.

Si te planteas abordar un triatlón, contar con el apoyo de tu entorno es un requisito fundamental antes de empezar a entrenar. Así que mira a tu alrededor e involucra a los que te rodean.

#8 Márcate objetivos realistas

Aunque todos somos capaces de ir mucho más allá de lo que pensamos, mucha gente nunca abandona su zona de confort y se pierde un número importante de las satisfacciones que la vida puede ofrecerte. En realidad, cada uno de nosotros decide dónde pone sus límites y, por tanto, es libre de llevarlos mucho más allá. Nunca sabes hasta qué punto eres capaz de sorprenderte.

Pero una cosa es ser ambicioso y otra muy distinta es perder la realidad de vista. Con el apogeo que vive últimamente el deporte de resistencia, y en especial la larga distancia, no es difícil dejarse llevar y proponerse metas que son completamente irreales. Plantearse una distancia olímpica en seis semanas o un Ironman en seis meses cuando no practicas deporte solo lleva a la frustración, a una lesión y a abandonar la práctica deportiva. Antes de proponerte un reto, evalúa tus capacidades actuales y la cantidad de tiempo que puedes dedicarle.

#9 Estudia antes del examen

Como bien sabrás, no hay dos triatlones iguales. Cada uno tiene sus dificultades que solo puedes prever si estudias bien el plan de carrera y visualizas el transcurso de la prueba desde la comodidad de tu casa. Hay tramos de natación que requieren buenas dosis de orientación, recorridos en bicicleta que exigen toda una demostración de técnica, carreras hechas para romperte las piernas. Solo con un buen análisis previo de la prueba, puedes anticiparte a las dificultades.

#10 Y, sobre todo, disfruta

Si decides entrenar para participar en un triatlón es porque te gusta el deporte. Disfrutas saliendo a correr por las calles, ir en bicicleta en mitad de la montaña o sentir la ingravidez que solo obtienes cuando estás en el agua. Esforzarte para mejorar tus marcas te supone una motivación que alimenta el resto de tu día. Y si piensas en cómo disfrutar tu tiempo libre, el deporte siempre está ahí acompañándote.

Por eso es importante que nunca te olvides de disfrutar, ni de la competencia ni de cada uno de tus entrenamientos. Cuando el deporte se convierte en una obligación, en una malsana obsesión o en una forma de demostrar algo, solo tienes dos opciones para actuar con inteligencia: o cambias el chip y te lo tomas de otra manera, o decides que esto no es lo tuyo y que hay cosas mejores con las que ocupar tu tiempo libre. Tienes que disfrutar con lo que haces. No lo olvides nunca.


¡Mándanos un correo electrónico a pontefit@fitworld.mx  y te apoyamos en lograr tus metas! ¡#PonteFit, Actívate!

Fuente: Sportlife

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"Los campeones no están hechos en el gimnasio. Los campeones están hechos de algo que tienen en su interior, un deseo, un sueño, una visión."
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