El lado negativo de los abdominales

Tener unos abdominales marcados es el sueño de muchos, incluso podría decirse que el de casi todos, pero varias investigaciones han demostrado que no son necesariamente benéficos para el cuerpo, y por el contrario existe la posibilidad de que sean perjudiciales para ti.

Una revisión de todas las investigaciones hechas sobre esos ejercicios muestra evidencias de que mejoran la flexibilidad y fortalecen los músculos. Sin embargo, por otro lado también existe la contraparte donde se demuestra lesiones principalmente en la columna vertebral.

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Una de las partes que más involucrada está a la hora de trabajar el abdomen es la zona lumbar. En teoría cuando trabajamos los abdominales esta parte no la debemos tocar en ningún momento, pero la realidad es otra, ya que en la mayoría de los casos solemos concentrar la tensión sobre esta parte del cuerpo.

Este hecho es el que hace que podamos llegar a desarrollar una lesión en la parte lumbar. Para evitarlo es necesario que realicemos los abdominales de tal manera que mantengamos la espalda lo más recta posible, evitando el arqueamiento excesivo de la parte lumbar, que es el causante de la sobrecarga de esta zona.

Zona cervical

Otra de las partes que corre peligro a la hora de trabajar los abdominales es la zona de las cervicales, ya que muchas veces al realizar los ejercicios solemos arquear la columna en esta parte hacia adentro, puesto que obligamos al cuello a doblarse mediante la mala colocación de las manos. Para evitar esto y prevenir la aparición de distensiones musculares, tendinitis y otras dolencias, lo que debemos hacer es colocar las manos paralelas a las orejas sin agarrar la cabeza con ellas para así evitar forzarla. Además siempre debemos mirar al frente y evitar doblar el cuello hacia adentro, puesto que la columna debe permanecer lo más recta posible.

Zona inguinal

Otra de las partes afectadas por un mal desarrollo de los ejercicios abdominales suele ser la parte inguinal donde se encuentran algunos músculos como el psoas. Esta zona suele aguantar la tensión en muchos ejercicios, sobre todo en aquellos dirigidos a la parte inferior del abdomen. La mayoría de las veces esto sucede debido a que involucramos a estos músculos en ejercicios en los que no deben intervenir. Al tratarse de músculos pequeños no preparados para aguantar esta tensión podemos llegar a dañarlos. Para evitar que esto suceda, es fundamental que concentremos los ejercicios en la parte inferior del abdomen y que a la hora de realizar ejercicios en los que elevamos las piernas nunca sobrepasemos con las rodillas la línea de las caderas.

Es cierto que la mayoría de estas lesiones que tienen lugar por la mala práctica abdominal no se producen al momento y de forma rápida, sino que en casi todos los casos suelen ser producto de una acumulación de malas ejecuciones a lo largo de los años, por lo que si corregimos la realización de los mismos estamos a tiempo de poner remedio a esto.

Consecuencias negativas

Stuart McGill, profesor de biomecánica de la columna vertebral en la Universidad de Waterloo en Canadá, ha estado estudiando los tradicionales ejercicios abdominales durante años y está convencido de que ciertamente nos hacen daño.

Utilizando cadáveres de cerdo, McGill ha llevado a cabo decenas de estudios en su laboratorio, flexionando sus columnas repetidamente como lo haría una persona al hacer abdominales durante muchas horas.

Cuando, posteriormente, examinó los discos de la columna encontró que estaban comprimidos a tal punto que presentaban protuberancias.

Si lo mismo pasara en un ser humano, eso causaría presión sobre los nervios, provocando dolor de espalda e incluso una hernia discal.

Los cerdos fueron escogidos para el experimento porque sus columnas son más parecidas a las nuestras que las de muchos otros animales. Sin embargo los críticos de esos estudios señalan que, a pesar de las similitudes, siguen existiendo muchas diferencias anatómicas entre humanos y cerdos.

Además, esos estudios incluyeron miles de ciclos continuos de flexiones y, aunque se entrene duro, las personas se toman descansos entre cada serie de abdominales.

Factor genético

Quizás esos resultados nos dicen lo que podría suceder en el caso extremo y poco probable de hacer abdominales hora tras hora, pero en la vida real es obvio que la mayoría de las personas no sufren daños en sus discos al hacer series de 15 abdominales. Sin embargo, puede ocurrir.

Una investigación publicada en 2005 señaló que el 56% de todas las lesiones sufridas durante la Prueba de Aptitud Física en el Ejército estadounidense en el Forte Bragg se debieron justamente a los abdominales. Algunas personas parecen ser más propensas que otras a desarrollar problemas provocados por los ejercicios de ese tipo.

Puede que estemos bien haciendo 30 abdominales diarios durante décadas, pero también puede que ese no sea el caso y es difícil determinar a cuál de los dos grupos pertenecemos.

De acuerdo a una investigación sobre el deterioro de los discos lumbares, en el 74% de los casos estudiados los problemas dependieron de factores hereditarios.

Y en el estudio Twin Spine que, desde 1991, ha estado siguiendo a parejas de mellizos en Finlandia, Canadá, los investigadores encontraron que la genética tiene un papel enorme en la susceptibilidad de las personas a sufrir degeneración en los discos de su columna vertebral. Incluso cuando uno de los gemelos desempeñó un trabajo que exigía levantar cosas pesadas y el otro tenía un empleo sedentario, la frecuencia de problemas de espalda era más o menos la misma.

Menor esfuerzo

Para limitar los riesgos, McGill recomienda que coloques tus manos debajo de la zona lumbar para impedir que quede plana contra el suelo.

Eso minimiza la presión sobre tu espalda. Entonces dobla una rodilla hacia arriba y mantén la otra extendida. Luego levanta un poquito la cabeza y los hombros del suelo.

McGill sugiere imaginar que tu cabeza está reposando sobre una báscula de baño y la levantas lo suficiente para que ésta marque cero.

En su análisis de la investigación sobre abdominales, Bret Contreras, de la Universidad Tecnológica de Auckland, en Nueva Zelanda, recomienda limitar los ejercicios de espalda a 60 repeticiones por sesión, comenzando con series de solo 15 y aumentando gradualmente.

Finalmente, cuando hemos estado acostados durante la noche o incluso sentados por mucho tiempo nuestra estatura aumenta levemente, y eso hace que hacer ejercicios abdominales sea más difícil y que aumenten los riesgos de lesiones. Así que no te levantes, después de estar horas sentado en tu escritorio, para inmediatamente hacerlos. Y tampoco saltes de la cama para entregarte a esa rutina de ejercicios a primera hora de la mañana.


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Fuente: BBC

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