Estiramientos para antes y después de nadar

La natación es una disciplina fitness con una exigencia alta con lo que es importante que dediquemos unos minutos previos a calentar y unos minutos finales a estirar los músculos que hemos trabajado, que son todos.

La mayoría de las personas llegan a la alberca, se dan un regaderazo y se meten directamente en el agua para comenzar a entrenar. La natación, como cualquier otra actividad, requiere una preparación física y mental previa, por lo que calentar antes de comenzar es de suma importancia.

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Los estiramientos previos a la natación

El calentamiento previo a un entrenamiento en la alberca se puede dividir en dos partes: la primera parte en seco y la segunda ya dentro del agua. Es importante que no olvidemos el calentamiento de cara a preparar a nuestro cuerpo para el esfuerzo físico y también para prevenir lesiones.

Antes de meternos en el agua conviene dedicar unos cinco o diez minutos a movilizar nuestras articulaciones: rotaciones de brazos desde el hombro hacia delante y hacia atrás (de uno en uno y los dos a la vez), balanceos de brazos cruzándolos por delante del tronco, balanceos de piernas desde la cadera hacia delante y hacia atrás, rotaciones de cuello en círculo, arriba y abajo y hacia los lados y rotaciones de tobillos. Tras esto podemos incluir un calentamiento pasivo antes de entrar en la piscina.

Ya dentro del agua podemos cruzar un par de veces la alberca completa variando los estilos: una a crol y la vuelta combinada la mitad a braza y la otra mitad a espalda y repetir esta rutina una vez más.

Los estiramientos después de nadar

Una vez fuera del agua no podemos olvidar el final de nuestro entrenamiento: los estiramientos. Estirar después de entrenar, sobre todo tras una actividad tan exigente como la natación, es imprescindible para la recuperación muscular y para asegurarnos un buen rendimiento en nuestra siguiente sesión.

Los estiramientos no tienen por qué diferir de los que realizamos normalmente en el gimnasio, aunque sí deberemos centrarnos en estirar correctamente los hombros, el manguito de los rotadores (conjunto de músculos y tendones que proporcionan exactamente estabilidad al hombro y que se lesiona frecuentemente), el pectoral y la espalda, ya que son zonas del cuerpo que tienen mucha carga de trabajo al nadar. En cuanto al tren inferior, insistiremos en los tibiales y cuádriceps, los gemelos y los isquiotibiales. No olvides los abductores de la cadera, encargados del empuje de las piernas hacia atrás.


Con estas sencillas pautas podremos realizar una sesión de entrenamiento segura. Es de vital importancia que nos acostumbremos a realizar estiramientos siempre que nademos. Simplemente con emplear diez minutos antes y después de entrenar conseguiremos grandes resultados.

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Fuente: Vitónica

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