Hablar sobre el tema de las grasas resulta ser más extenso de lo que se podría pensar, ya que existe una variedad amplia sobre éstas y sus beneficios.
Muchas personas podrían creer que únicamente se trata de un nutriente que aporta energía al cuerpo, pero la realidad es que se debe elegir adecuadamente a fin de beneficiar al organismo.
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Tipos de grasas
En la amplia variedad de alimentos que existen están presentes los diferentes tipos de grasas. Las hay: saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas y trans.
Las grasas saturadas o ácidos grasos saturados frecuentemente se encuentran sólidos a temperatura ambiente y son propios de los alimentos de origen animal donde se hallan unidos al glicerol formando lo que conocemos como triglicéridos.
También hay grasas saturadas de cadena media o triglicéridos de cadena media en algunos otros alimentos como el aceite de coco, aunque también es una excepción la presencia de ácidos grasos saturados en el aceite de palma.
Por otro lado, están las monoinsaturadas, que son aquellos ácidos grasos que sí presentan dobles enlaces en su cadena de átomos de carbono y podemos encontrarlos en el ácido oléico por ejemplo, propio del aceite de oliva extra virgen que presenta un solo doble enlace en su composición.
Entre las grasas insaturadas que presentan dos o más enlaces dobles en su composición encontramos el omega 3 y el omega 6. Son grasas poliinsaturadas como el ácido linoleico, ácido alfa linolénico (ALA), ácido docosahexanóico (DHA) y eicosapentanoico (EPA).
Las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas son las que a diferencia de las saturadas, poseen dobles enlaces en su cadena de átomos de carbono.
Estas últimas tres grasas son las denominadas omega 3 y el cuerpo no puede producirlas, es decir, son esenciales y sólo podemos obtenerlas de lo que comemos.
Los ácidos grasos trans, aunque se encuentran presente naturalmente en muy pocos alimentos, son predominantemente un resultado de procesos industriales en donde grasas insaturadas (con dobles enlaces) se someten a un proceso llamado hidrogenación para solidificarse a temperatura ambiente y tener mayor vida útil.
Esto es importante saberlo al momento de ir a comprar los alimentos al supermercado, ya que muchos de los productos (sino es que en la mayoría) de las etiquetas se puede leer grasas hidrogenadas o aceite vegetal hidrogenado y éstas favorecen la acumulación de colesterol y triglicéridos.
Como podemos observar existen diferentes tipos de grasas en nuestra alimentación en función de la estructura química de los ácidos grasos, y de ello dependerá, por supuesto, su efecto en el organismo.
Los pros y contras de los diferentes tipos de grasas
Las grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas ayudan a reducir el colesterol LDL o malo en el organismo y favorecen el aumento del colesterol HDL o bueno, siendo también por ello las grasas a escoger para una dieta saludable.
Por su parte, las grasas saturadas aunque fueron acusadas durante mucho tiempo de producir enfermedades hoy se sabe que no elevan el riesgo cardiovascular y en el último consenso de la FESNAD no pone límites a su consumo.
El omega 3 y el omega 6 que deberían encontrarse en equilibrio en nuestro cuerpo poseen propiedades beneficiosas debido, en gran parte, a su efecto antiinflamatorio.
Por el contrario, las grasas trans son las que deberíamos evitar siempre que sea posible a fin de proteger la salud.
Dónde buscar las diferentes grasas
Grasas saturadas
Abundan en los alimentos de origen animal como carnes de cerdo, vacunas, de pollo u otras aves y sobre todo, en productos o alimentos derivados de la grasa de animales o con la grasa o piel de los mismos en su interior. Por ejemplo, mantequilla, nata, vísceras, fiambres o embutidos.
El aceite de palma y de coco son la excepción debido a que ofrecen estas grasas ante todo siendo de origen vegetal.
Son las que con igual cadena de átomos de carbono poseen un sólo doble enlace en la misma y se encuentran en el aceite de oliva extra virgen, en el aguacate, las aceitunas, la carne de cerdo y también en aceites vegetales y legumbres oleosas como el cacahuate o la soya.
Grasas poliinsaturadas
En pescados azules como salmón, caballa, atún, bonito, anchoas, sardinas y otros encontramos omega 3 (EPA y DHA), así como en el aceite de pescado.
En frutos secos y semillas, así como en aceites vegetales y legumbres oleosas podemos encontrar omega 6 y ácido alfa linolénico o ALA que es también omega 3.
Grasas trans
En la leche materna y de diferentes rumiantes podemos encontrar mínimas proporciones de grasas trans naturales, sin embargo, estas no son las que verdaderamente nos preocupan al momento de cuidar la salud sino más bien, las grasas trans de origen industrial.
Así, las grasas trans abundan en procesados y ultraprocesados como galletas, snacks comerciales, barritas de granola, margarinas, bollería y frituras industriales o propias de los fast food entre otros alimentos.
En conclusión, el consumo de grasas es necesario para tener un buen metabolismo y energía para realizar todas nuestras actividades. Lo importante es conocerlas, saber cómo funcionan y dónde encontrarlas para así tener una alimentación equilibrada.
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Fuente: Vitónica